Publicado por Soporte Neosystems el 28 Nov a las 5:28 PM
  El generador de luz —o grupo electrógeno— es un equipo crítico para garantizar suministro eléctrico temporal allí donde no llega la red o cuando la continuidad del servicio es estratégica. Elegir bien el escenario de uso, operar con procedimientos rigurosos y cumplir la normativa vigente marcan la diferencia entre una instalación fiable y un riesgo operativo. Esta guía explica, con enfoque práctico e informacional, en qué casos usar un generador eléctrico, qué cuidados debe prestar y qué reglamentos aplicar para trabajar con seguridad y conformidad legal.
Un generador eléctrico aporta valor en tres situaciones típicas. La primera es la ausencia de infraestructura: obras de construcción, eventos al aire libre, explotaciones agrícolas o zonas rurales donde no existe acometida o ésta no resulta viable en plazo y coste. La segunda es la resiliencia operativa: cuando la actividad no puede detenerse por un corte de red, como en centros sanitarios, procesos industriales, centros de datos o logística en frío, el generador actúa como respaldo para evitar paradas, pérdidas de producto o incidencias de seguridad. La tercera es la gestión de picos de demanda: en campañas estacionales o puntas de producción, el grupo electrógeno refuerza la potencia disponible sin acometer ampliaciones permanentes. Para cada caso, el dimensionamiento correcto —kVA, factor de potencia, régimen de servicio, capacidad del depósito y autonomía— asegura un suministro eléctrico temporal estable, protegiendo equipos sensibles con regulación y protección adecuadas.
La fiabilidad depende tanto del equipo como de cómo se instala, opera y mantiene. La ubicación debe ser ventilada, con evacuación eficaz de gases y calor, alejada de tomas de aire de edificios y protegida de lluvia directa si no es carenado insonorizado. La puesta a tierra y el cuadro de protección son innegociables: magnetotérmicos y diferenciales acordes a la instalación, conmutación red-grupo certificada cuando se integra como respaldo y señalización clara para evitar retornos de energía a la red. El cableado debe dimensionarse por caída de tensión y temperatura, con conectores y bornes protegidos frente a humedad y manipulación indebida. En la operación, conviene arrancar sin cargas, estabilizar, conectar consumos escalonadamente y evitar sobrecargas o factor de potencia fuera de rango; al parar, se deslastra, se deja enfriar y se corta combustible y batería conforme al procedimiento. El mantenimiento preventivo incluye controles periódicos de aceite y filtros, limpieza de radiador, revisión de correas, test de baterías, análisis de combustible para evitar agua o biodiésel degradado y pruebas en carga programadas para asegurar que el generador responde cuando se necesita. Documentar inspecciones, horas de servicio y repuestos facilita auditorías y alarga la vida útil.
En España y la Unión Europea, el uso de generadores eléctricos está condicionado por varios marcos normativos. En instalaciones de baja tensión, la referencia es el Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión (REBT), que fija requisitos de diseño, protecciones, puesta a tierra y documentación de la instalación, aplicables a cuadros, canalizaciones y receptores asociados al grupo electrógeno. Si el equipo se utiliza como equipo de trabajo por personal empleado, rigen además las disposiciones mínimas de seguridad del RD 1215/1997 y la Ley 31/1995 en materia de evaluación de riesgos, formación, procedimientos de uso y mantenimiento seguro. Los generadores móviles diésel están sujetos a la normativa europea de emisiones para maquinaria móvil no de carretera —Stage V— que regula límites de NOx y partículas, entre otros, y a las exigencias de marcado y conformidad del fabricante. En operaciones al aire libre, la Directiva 2000/14/CE de ruido de máquinas de uso exterior obliga a informar y, según el caso, a cumplir niveles máximos de potencia acústica y marcado específico. Todo ello se complementa con la compatibilidad electromagnética y seguridad eléctrica aplicables al equipo, y con posibles condicionantes locales (ruido urbano, horarios, almacenamiento de combustibles). Trabajar con un instalador autorizado y revisar fichas técnicas y certificados CE evita no conformidades y sanciones, además de proteger a personas y activos.