Publicado por Gomez Oviedo el 9 Jul a las 7:14 AM
Año a año las tierras de cultivos, huertos, macetas y tiestos van perdiendo calidad. Los fenómenos meteorológicos como los cambios bruscos de temperatura, la lluvia y el frío hacen que la tierra sufra una pérdida de nutrientes y sales minerales necesarias para el correcto crecimiento del cultivo. Además el agua de riego y lluvia compacta la tierra impidiendo que las nuevas raíces crezcan y se expandan correctamente en la tierra e impidiendo el paso al agua y aire, dejando menos espacio para la oxigenación de las raíces.
Por estos motivos antes de comenzar un cultivo nuevo es necesario preparar la tierra y garantizar su calidad para que el cultivo se desarrolle en las mejores condiciones posibles.
Antes de comenzar a preparar la tierra para el cultivos es importante que conozcas el tipo de terreno con el que trabajarás ya que cada tipo de tierra se trabaja de forma diferente.
Principalmente encontramos dos tipos de tierras:
Tierra arenosa: Es una tierra menos compacta que permite mejor el drenaje del agua y la oxigenación de las raíces.
Tierra arcillosa: La tierra arcillosa se característica por su alta compactación lo que permite mayor capacidad de retención de agua debido al escaso drenaje. Perjudica a la oxigenación de las raíces.
Una vez que conozcas el tipo de tierra donde vas a realizar el cultivo también es necesario que sepas cual son las mejores condiciones para el tipo de cultivo que vayas sembrar, ya que dependiendo de esto podrás utilizar diferentes complementos de tierra para añadirlas a tu terreno. Por ejemplo si necesitas mayor retención del agua y una oxigenación media pero tu terreno es arenoso, puedes añadir y mezclar tu tierra con Arlita, que son unas bolas de arcilla que permiten esta combinación.
Antes de cultivar de nuevo la tierra es fundamental eliminar la maleza y diferentes plantas invasivas que ocupan espacio de la tierra a cultivar y se aprovechan de los nutrientes de la tierra.
Nosotros recomendamos realizar esta tarea sin utilizar químicos ya que permanecerán en el suelo que utilizarás para el cultivo. Para realizar la eliminación se puede utilizar desbrozadoras. Para que este tipo de plantas no vuelva a apareces es importante que una vez que se remueva el terreno, habrá que eliminar los restos desbrozados y las raíces.
Para preparar la tierra para el cultivo podemos enriquecer la tierra y así aportar mayor número de nutrientes.
En primer lugar recomendamos regar la tierra sobre la que echaremos el resto de elementos ya que cuando la removamos será importante que esta se mantenga húmeda. Hay que tener en cuenta que dependiendo del tipo de tierra la humedad se mantendrá más o menos por eso recomendamos realizar este riego dos o tres días antes de realizar la fase siguiente, el aireado.
Para enriquecer la tierra podemos utilizar compost o abono y mezclarlo con otro tipo de tierras que sean favorables para el desarrollo del cultivo que vayamos a sembrar.
Toca mezclar la tierra con el abono para que los nutrientes se mezclen bien y enriquezcan toda la tierra. Además airear la tierra es fundamental para oxigenarla y permitir que cuando nuestro cultivo enraíce tenga una correcta oxigenación y pueda crecer y expandirse todo lo que sea necesario a través del interior del sustrato.
Para realizar esta tarea recomendamos utilizar Motocultores que ayudan a labrar la parte superior de la tierra y mezclarla con la parte que hemos añadido ayudando prepararla para una posterior siembra. Antes de airear la tierra es importante que esta no esté ni muy húmeda ni muy seca.
Aprovecharemos este momento a eliminar los restos de raíces y restos de la maleza retirada en el primer paso.
Aprovechando el paso del motocultor, la tierra también se allanará esto es importante ya que una tierra poco compactada se seca demasiado por lo que no habría suficiente humedad para el cultivo. La clave es saber cuanto de compacta debe ser una tierra para el tipo de raíces de nuestro cultivo.
Una vez que se haya allanado el terreno podemos dejar una fina capa superior de abono que tras el riego y/o la lluvia comenzará a filtrase por el sustrato aportando más nutrientes a tus cultivos.
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