Publicado por Daniel Fernandez el 3 May a las 3:56 PM

Cómo pulir hormigón de la mejor manera posible

pulido de hormigon

El pulido de hormigón es una solución de alto valor añadido para transformar una solera estándar en una superficie industrial densa, limpia y con acabado brillante. A continuación se detalla, con enfoque técnico y orientado a resultados, en qué consiste el proceso, por qué conviene implementarlo, cómo preparar el soporte, qué métodos existen, qué maquinaria para pulir y productos intervienen, y qué acabados se pueden conseguir.

¿Qué es el pulido de hormigón?

El pulido de hormigón es un tratamiento mecánico que mejora la capa superficial del pavimento mediante abrasión controlada con herramientas diamantadas. El proceso elimina la microrrugosidad, nivela pequeñas imperfecciones y cierra el poro de la pasta de cemento, elevando la densidad superficial. El resultado es una superficie continua, lisa y de alta reflectancia, sin necesidad de recubrimientos filmógenos.

La metodología se articula en sucesivas pasadas de desbaste y pulido con granos cada vez más finos. A medida que la granulometría aumenta, el suelo transiciona desde un aspecto mate hacia un brillo tipo espejo, con una mejora progresiva en resistencia a la abrasión y facilidad de limpieza.

¿Por qué se debe pulir el hormigón?

Desde el plano operativo, el hormigón pulido reduce drásticamente la generación de polvo, optimiza la higiene y simplifica el mantenimiento preventivo. La superficie más densa y cerrada se comporta mejor frente al tránsito de carretillas y maquinaria, minimiza marcas de neumático y soporta ciclos de limpieza frecuentes sin deterioro del acabado.

En términos económicos, el pulido disminuye la dependencia de recubrimientos periódicos, ceras o pinturas, con el consiguiente ahorro recurrente. La mayor reflectancia lumínica contribuye a mejorar la iluminación ambiental, especialmente en superficies industriales de gran formato, posibilitando eficiencias energéticas en iluminación artificial.

Además del componente funcional, el pavimento adquiere una estética contemporánea y homogénea, idónea para zonas de atención al público, retail y showrooms, donde la imagen corporativa y la percepción de limpieza son decisivas.

Preparación de la superficie para pulir el hormigón

Una preparación rigurosa condiciona el éxito del proyecto. El soporte debe estar estructuralmente sano, limpio y libre de contaminantes. En hormigón nuevo, conviene respetar el periodo de curado antes de intervenir. En suelos existentes, se inspeccionan juntas, fisuras y coqueras para su reparación previa con morteros o resinas compatibles, asegurando una base continua y estable.

El arranque se realiza con un desbaste inicial que elimina la lechada superficial y abre el poro. Esta etapa favorece la penetración homogénea del densificador químico (silicatos de litio, sodio o potasio), que reacciona con la cal libre y eleva la dureza del pavimento. Tras el endurecimiento, se continúan pasadas de pulido intermedio y fino hasta alcanzar la uniformidad y el nivel de brillo objetivo. El sellado final —preferentemente no filmógeno— mejora la resistencia a manchas y facilita la limpieza sin crear pieles que puedan descascarillarse.

Tipos de pulido de hormigón

Pulido en seco

El método en seco prescinde de agua y se apoya en sistemas de aspiración de alto rendimiento acoplados a la pulidora. Permite una lectura visual precisa del brillo durante el avance y agiliza los cambios de herramienta. Requiere control del polvo en origen y equipos de filtración adecuados para proteger tanto a los operarios como al entorno.

Pulido en húmedo

La técnica en húmedo incorpora agua para refrigerar abrasivos y suprimir polvo en suspensión. Genera una lechada que debe retirarse de forma continua para no interferir en la calidad del pulido. Es una opción preferente en fases de desbaste intenso o cuando existen restricciones de polvo, si bien exige una gestión más cuidadosa de residuos y tiempos de secado entre etapas.

En proyectos de alto estándar, es habitual una estrategia híbrida: desbaste en húmedo para control de partículas y remate en seco para maximizar el nivel de brillo y la homogeneidad del acabado.

Herramientas necesarias para pulir hormigón

Pulidoras de hormigón: Equipos planetarios o de cabezales rotativos con control de presión y velocidad, diseñados para estabilizar el trayecto y garantizar planitud. Su masa y configuración de platos inciden en la productividad y en la calidad del acabado.

Abrasivos diamantados: Segmentos metálicos para desbaste (granos bajos) y resinas diamantadas para pulido fino (granos altos). La secuencia de granos —por ejemplo, 30/50/100 para nivelación; 200/400/800/1500/3000 para brillo— se define según estado del soporte y brillo objetivo.

Aspiración industrial: Imprescindible en pulido en seco para capturar polvo en origen. Se recomiendan unidades con filtración HEPA y limpieza automática de filtros para mantener caudal constante.

Densificadores y selladores: Los densificadores a base de silicato aumentan la dureza y reducen la porosidad. Los selladores no filmógenos protegen frente a manchas y facilitan el mantenimiento sin alterar la transpirabilidad del soporte.

EPIs y limpieza: Protección ocular y respiratoria, calzado de seguridad y control de residuos (lechadas en húmedo, polvo en seco) completan el marco de seguridad y calidad del servicio.

Tipos de acabado para pulir el hormigón

Acabado mate: Superficie lisa y densa, con bajo nivel de brillo. Prioriza la funcionalidad y la tracción, adecuada para áreas técnicas y zonas de alto tránsito donde se busque minimizar reflejos y simplificar el mantenimiento.

Acabado satinado: Compromiso entre estética y operatividad. Aporta una ligera reflectancia que mejora la luminosidad sin llegar al espejo, manteniendo un comportamiento muy estable frente a uso intensivo y limpieza frecuente.

Acabado brillante: Máxima reflectividad y efecto espejo. Requiere una secuencia larga de pulidos finos y una correcta combinación de densificador y sellado. Es la opción de referencia para áreas representativas, retail premium y showrooms donde la imagen es un KPI.

La selección del acabado debe alinearse con la actividad, los estándares de seguridad (especialmente en húmedo) y el plan de mantenimiento del activo.

Conclusión: con una preparación rigurosa del soporte, una secuencia de abrasivos bien calibrada y el empleo de densificadores y selladores adecuados, el hormigón pulido ofrece un pavimento de altas prestaciones: resistente, higiénico, estético y con costes de mantenimiento optimizados a largo plazo.

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